¿BTC caerá de nuevo a 10.000 dólares? Un experto senior de Bloomberg ofrece la predicci ón más pesimista
El pasado fin de semana, el mercado cripto no experimentó una recuperación emocional. Bitcoin, tras varios días de fluctuaciones estrechas, sufrió una presión evidente desde la noche del domingo hasta la sesión bursátil estadounidense del lunes, cayendo por debajo del umbral de los 90,000 dólares y tocando un mínimo intradía cercano a los 86,000 dólares. ETH cayó un 3.4% hasta los 2,980 dólares; BNB bajó un 2.1%; XRP descendió un 4%; SOL retrocedió un 1.5%, situándose cerca de los 126 dólares. Entre las diez principales criptomonedas por capitalización de mercado, solo TRX registró un leve aumento de menos del 1%, mientras que las demás se encontraban en fase de corrección.

Desde una perspectiva temporal, este no es un ajuste aislado. Desde que alcanzó un nuevo máximo histórico a mediados de octubre, Bitcoin ha retrocedido más de un 30% en total, y cada rebote ha sido breve y vacilante. Aunque los fondos de los ETF no han mostrado salidas sistémicas, la entrada marginal se ha ralentizado notablemente, dificultando que el mercado cuente con el “colchón emocional” que ofrecía anteriormente. El mercado cripto está pasando de un optimismo unilateral a una etapa más compleja, que también pone a prueba la paciencia.
En este contexto, Mike McGlone, estratega senior de commodities de Bloomberg Intelligence, publicó un informe reciente situando la tendencia actual de Bitcoin en un marco macro y cíclico más amplio, lanzando un juicio que ha inquietado profundamente al mercado: es muy probable que Bitcoin vuelva a los 10,000 dólares en 2026; esto no es alarmismo, sino uno de los posibles resultados bajo un ciclo especial de “deflación”.

La razón por la que esta opinión ha generado tanta controversia no es solo porque la cifra sea “demasiado baja”, sino porque McGlone no considera a Bitcoin como un activo cripto independiente, sino que lo reevalúa dentro de un sistema de coordenadas a largo plazo de “activos de riesgo globales—liquidez—reversión de riqueza”.
¿“Deflación tras la inflación”? Lo que le preocupa a McGlone no es el cripto, sino el punto de inflexión del ciclo
Para entender el juicio de McGlone, la clave no está en cómo ve la industria cripto, sino en cómo interpreta el próximo entorno macroeconómico.
En su último análisis, McGlone enfatiza repetidamente un concepto: Inflation / Deflation Inflection (el punto de inflexión de la transición de inflación a deflación). En su opinión, los mercados globales están cerca de este punto crítico. A medida que la inflación en las principales economías alcanza su punto máximo y el impulso de crecimiento se desacelera, la lógica de valoración de activos está pasando de “combatir la inflación” a “afrontar la deflación tras la inflación”, es decir, una etapa de caída generalizada de precios tras el fin del ciclo inflacionario. Escribe: “La tendencia bajista de Bitcoin podría reproducir la situación que enfrentó el mercado bursátil en 2007 ante la política de la Reserva Federal.”
No es la primera vez que lanza una advertencia bajista. Ya en noviembre del año pasado, predijo que Bitcoin caería hasta el nivel de los 50,000 dólares.

Señala que, hacia 2026, los precios de las materias primas podrían fluctuar en torno a un eje central clave: la “línea divisoria entre inflación y deflación” de productos básicos como el gas natural, el maíz y el cobre podría situarse cerca de los 5 dólares, y entre estos, solo el cobre, respaldado por una demanda industrial real, podría mantenerse por encima de ese eje a finales de 2025.
McGlone indica: cuando la liquidez se retira, el mercado vuelve a diferenciar entre “demanda real” y “prima de financiarización”. En su marco, Bitcoin no es “oro digital”, sino un activo altamente correlacionado con el apetito por el riesgo y los ciclos especulativos. Cuando la narrativa inflacionaria pierde fuerza y la liquidez macro se ajusta, Bitcoin suele reflejar estos cambios antes y de manera más intensa.
Para McGlone, su lógica no se basa en un solo indicador técnico, sino en la superposición de tres trayectorias a largo plazo.
Primero, la reversión a la media tras una creación extrema de riqueza. McGlone ha enfatizado durante mucho tiempo que Bitcoin es uno de los amplificadores de riqueza más extremos de la última década bajo un entorno global de políticas monetarias laxas. Cuando el crecimiento de los precios de los activos supera durante mucho tiempo al de la economía real y los flujos de caja, la reversión suele ser abrupta, no gradual. En la historia, tanto en el mercado bursátil estadounidense de 1929 como en la burbuja tecnológica de 2000, la característica común de la fase de máximos fue la búsqueda repetida de un “nuevo paradigma”, y el ajuste final, visto en retrospectiva, superó con creces las expectativas más pesimistas de la época.
En segundo lugar, la relación de precios relativa entre Bitcoin y el oro. McGlone destaca especialmente el ratio Bitcoin/oro. Este ratio era de aproximadamente 10 veces a finales de 2022, luego se expandió rápidamente impulsado por el mercado alcista y en 2025 superó las 30 veces. Sin embargo, desde principios de este año, el ratio ha retrocedido alrededor de un 40%, situándose cerca de 21 veces. En su opinión, si la presión deflacionaria persiste y el oro se mantiene firme por la demanda de refugio, no sería una hipótesis agresiva que el ratio vuelva a su rango histórico.

En tercer lugar, el problema sistémico del entorno de oferta de activos especulativos. Aunque Bitcoin tiene un límite total claro, McGlone ha señalado repetidamente que lo que realmente se negocia en el mercado no es la “unicidad” de Bitcoin, sino la prima de riesgo de todo el ecosistema cripto. Cuando millones de tokens, proyectos y narrativas compiten por el mismo presupuesto de riesgo, en un ciclo deflacionario, todo el sector suele ser descontado de manera uniforme, y Bitcoin difícilmente puede escapar de este proceso de reevaluación.
Cabe señalar que Mike McGlone no es un portavoz alcista ni bajista del mercado cripto. Como estratega senior de commodities en Bloomberg, ha estudiado durante mucho tiempo las relaciones cíclicas entre el petróleo, los metales preciosos, los productos agrícolas, las tasas de interés y los activos de riesgo. Sus predicciones no siempre aciertan en el momento exacto, pero su valor radica en que suele plantear preguntas estructurales contrarias cuando el sentimiento del mercado es más unánime.
En su declaración más reciente, también revisó activamente sus “errores”, incluyendo haber subestimado el tiempo que tardaría el oro en superar los 2,000 dólares y sus desviaciones en la evaluación de los rendimientos de los bonos estadounidenses y el ritmo del mercado bursátil. Sin embargo, en su opinión, estas desviaciones solo refuerzan un punto: el mercado es más propenso a malinterpretar las tendencias justo antes de un punto de inflexión cíclico.
Otras voces: las discrepancias se amplían
Por supuesto, el juicio de McGlone no es un consenso de mercado. De hecho, la actitud de las instituciones principales muestra una clara división.
Instituciones financieras tradicionales como Standard Chartered han rebajado notablemente sus objetivos de precio a medio y largo plazo para Bitcoin, reduciendo la previsión para 2025 de 200,000 dólares a unos 100,000 dólares, y el margen de 2026 de 300,000 dólares a unos 150,000 dólares. Es decir, las instituciones ya no asumen que los ETF y la asignación empresarial seguirán proporcionando compras marginales a cualquier precio.
La investigación de Glassnode señala que la actual zona de fluctuación de Bitcoin entre 80,000 y 90,000 dólares ya ha generado presión en el mercado, con una intensidad comparable a la de finales de enero de 2022. Las pérdidas no realizadas relativas del mercado se acercan actualmente al 10% de la capitalización. Los analistas explican además que esta dinámica refleja un estado de “liquidez restringida y alta sensibilidad a impactos macroeconómicos”, pero aún no ha alcanzado el nivel de venta total típica de un mercado bajista (ventas de pánico).
Por su parte, 10x Research, más centrada en el análisis cuantitativo y estructural, ofrece una conclusión más directa: consideran que Bitcoin ya ha entrado en la fase inicial de un mercado bajista, y que los indicadores on-chain, los flujos de capital y la estructura del mercado muestran que el ciclo bajista aún no ha terminado.
Desde una perspectiva temporal más amplia, la incertidumbre actual de Bitcoin ya no es solo un problema del propio mercado cripto, sino que está firmemente incrustada en el ciclo macroeconómico global. La próxima semana es considerada por varios estrategas como la ventana macro más crucial de fin de año: el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón anunciarán sucesivamente sus decisiones sobre tasas de interés, mientras que Estados Unidos publicará una serie de datos de empleo e inflación previamente aplazados, lo que proporcionará al mercado una “prueba de realidad” tardía.
En la reunión de política monetaria del 10 de diciembre, la Reserva Federal ya envió señales inusuales: no solo recortó las tasas en 25 puntos básicos, sino que también hubo tres votos en contra, algo poco común, y Powell admitió abiertamente que el crecimiento del empleo de los últimos meses podría haber sido sobrestimado. Los datos macroeconómicos que se publicarán esta semana remodelarán las expectativas clave del mercado para 2026: si la Reserva Federal podrá seguir bajando las tasas o si tendrá que pausar durante más tiempo. Para los activos de riesgo, esta respuesta podría ser más importante que cualquier debate alcista o bajista sobre un solo activo.
Autor: Seed.eth
Disclaimer: The content of this article solely reflects the author's opinion and does not represent the platform in any capacity. This article is not intended to serve as a reference for making investment decisions.
You may also like

Las stablecoins de StraitsX desatan su poder: XSGD y XUSD se lanzarán en la red ultrarrápida de Solana en 2025
